sábado, 1 de septiembre de 2018

La primera página



Tengo una libreta para hacer dibujos. Es relativamente incómoda, los dibujos son bastante malos, pero cumple con el propósito de representar una imagen que tengo muy clara en la cabeza. Pero lo que sale de esos intentos suele ser claro solo para mí, y con gran esfuerzo, quizá tras una larga explicación, claro para otras personas.

Este es mi primer dibujo en esa libreta. Un tronquito algo muerto de donde apenas sale una ramita y una hoja diminuta. Le han cortado el resto del cuerpo y en la corteza se nota que antes fue otra cosa. No sé si un árbol imponente o solo es que muy de cerca parece más grande de lo que en realidad es, pero de seguro algo diferente fue. Muy pegada a la base crece un pasto tupido, no se reconocen raíces, todas sumergidas bajo la tierra. Da la sensación de que el tronco es una tapa protectora, pareciera que es posible levantarlo y, tras un chasquido (como el que se hace con la lengua o el de una tapa de Gatorade), ver el contenido escondido por quién sabe qué clase de artífice.

No recuerdo porqué decidí dibujarlo. Ya fue hace bastante tiempo, así que solo está ahí como algo que hice alguna vez. De hecho, si miro las páginas que siguen también allí encuentro otros trazos que solo puedo identificar como algo que hice alguna vez. En algunos hay pistas del origen, por ejemplo, un dibujo que decidí llamar “el silencio” y parece una gran hoja con forma de hoz que está a punto de dejar caer una gota sobre unas piedras. Hay otras cosas que se pueden identificar, como un perro que alguna vez vi en la calle, o las cercas que encontré mientras iba en un bus, o un viejo reloj que quise retratar.

Tengo páginas llenas de objetos que conozco o reconozco, páginas que me pregunto cuándo empecé a llenar, páginas que sé nunca iba a terminar. Siempre que miro me pregunto por qué será que lo intento. Nunca he sido un buen dibujante ni me he dedicado con pasión a la tarea como para decir que con mucho esfuerzo pudiera lograr mejorar, por lo menos un poquito. ¿Por qué será que intento de tanto en tanto continuar con una tarea que se me sale de las manos?

¿No les ha pasado? Hay alguna cosa (o algunas) que definitivamente no pueden dejar de intentar pase lo que pase. No importan la cantidad de cosas que digan que será imposible jamás lograr algo, no importa que a cada instante se encuentre uno con diferentes negativas o con el simple y puro fracaso. Lo importante es no ser olvidado ni dejar olvidar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario