domingo, 14 de abril de 2019

Reseñas recuperadas - El castillo de Franz Kafka


Teniendo en cuenta el extraño volumen de visitas que he tenido últimamente debido a la reseña sobre "Por sus propios medios" de Robert A. Heinlein, pego un nuevo tiro al aire cuando de reseñas se trata. No tengo nada en particular contra las reseñas como para decir que puede nada más ser un golpe de suerte, pero no me siento con confianza suficiente como para decir que ha sido resultado de mis palabras, la pluma de occidente, el futuro de la literatura, yo, que no tengo un libro publicado pero si un montón de penas escondidas de la vida pública.


Sobre "El castillo" tengo que decir en este momento que apenas si recuerdo el ambiente. La nieve perpetua, la irreversible incapacidad del ser humano por lograr nada, el gigante infinito que ahora enfrentamos en la ciudad de la niebla (o la ex-ciudad de la niebla) y que en muchos lugares se repite, se enfrenta a los cientos de agrimensores que intentan medir el camino a la vida, al deseo, al final.


No deja de ser cierto que el libro lo leí por una mujer. Muchas cosas se hacen por una mujer. Supongo yo que también estaba influenciado por ese deseo de la época y las palabras que vienen algo han de tener en el fondo, pero no se debe confundir, tampoco, esta honestidad de ahora con una afirmación certera, con la aseguranza de que algo más hay aquí. Puede que ese sea el origen de esto, pero ciertamente ese no fue el final. Al final de cuentas yo estaba solo en mi habitación cuando terminé de leer su libro.


Obviamente se califica de desgracia extrema el hecho de que esta obra nunca haya sido terminada. ¿Qué era eso que iba a decir la madre de Gestüker? No sabremos, solo queda rellenar el vacío con nuestra imaginación, y quién sabe cuántos han perdido la razón en un intento por encontrar el vacío. Las aventuras de K. pueden calificarse de muchas maneras, extravagantes, divertidas, estúpidas, vacías; y de la manera en que se haga hay que reconocer, a pesar de todo, el mérito de Kafka al construir el universo en donde está este pueblito salido de la nada con su castillo lleno de burocracia y un montón de gentuza que teme a un no-sé-qué peligroso salido de ninguna parte, es enorme.


En las notas de esta edición se muestran diversas interpretaciones relacionadas a la vida de Kafka 1 y su relación con la construcción de la novela. Son, muy cierto es, interesantes, y pueden, de alguna manera, alimentar la imaginación, el conocimiento e incluso ser constructivas para literatos y escritores, pero ¿Se puede disfrutar de este libros, que está sin acabar, sin las notas? Por supuesto. 


Quizá la única nota pertinente a la novela es la última, en donde se ofrece un minúsculo comentario sobre la frase cortada al final de la página 342. Lo demás sobra perfectamente. Por ahora, solo cabe decir que, si bien Kafka como autor merece el agrado y respeto de muchos, nunca podría condenar a quienes no sintieran afecto por él, que siempre ha sido mostrado como un escritor oscuro, denso, eterno. Hay que ver el lado positivo, reírse de la misma manera que él lo hizo cuándo leyó La transformación a Max Brod y sus amigos, esa es la forma de demostrar buen gusto, y hasta quizá, una sensibilidad superior.


1. Era una edición de bolsillo. Ya no recuerdo si era de editorial DeBolsillo o si simplemente decía que era de bolsillo, aunque no lo fuera en realidad. El libro es, en si, bastante largo. Si alguien lo lee y encuentra la nota de la página 342, que me lo diga por favor.

Entonces, tras todo este asunto, veo que esta es la continuación/prescritura de la otra reseña del mismo texto que se encuentra en este blog: El otro Castillo que leí de Kafka


Bonus track. Otro dibujo de El Castillo, la fortaleza impenetrable y su minúsculo pueblecito.