En una nueva entrega de las reseñas que escribí hace años vengo una vez más con un texto de Robert A. Heinlein, a quien puedo describir en mis propios términos como uno de los escritores que leí sesudamente para poder escribir mi novela de graduación de la universidad. Esto probablemente no tiene mucho significado para todos ustedes, pues el autor se defiende por sí mismo, sobre todo por su más conocido texto, ya llevado al cine, y reseñado por mi en la misma época de la reseña aquí presente, el grandioso "Todos ustedes, zombies".
La reseña:
Esta
historia posee una premisa similar a la de Todos
ustedes, zombies. La diferencia es el planteamiento. En Todos ustedes, zombies lo que se plantea es un
ser de imposible existencia. En Por sus propios
medios se plantea un ciclo imposible. Todo comienza con un hombre que
trabaja en su tesis de grado. Luego de infinitas horas de trabajo aparece un yo
del futuro que lo insta a entrar en un portal del tiempo. Luego llega otro yo
de un futuro más lejano que lo insta a detenerse. Luego de esto comienza un
ciclo infinito en que él debe asegurarse de que se cumplan todas las acciones
que al final lo llevarán a vivir en un mundo distinto y más cómodo.
En este
cuento podríamos decir que la perspectiva se centra en la imposibilidad de
evitar el actuar de ciertas maneras, una especie de destino se plantea en el
relato, en donde los personajes, por más que lo quieran, por más que lo
piensen, por más que lo intenten, no pueden evitar actuar como se supone que lo harían.
Esto se ve
principalmente por la involuntariedad de estos actos. El personaje demuestra
una vida interna completamente ignorada en el otro relato, Todos ustedes, zombies, en donde el narrador
sabe lo que hace, es consciente del destino y no hay una sensación de
contrariedad evidente a la hora de presentarse ante sí mismo y comenzar el
ciclo infinito.
Ahora,
como en el anterior texto, es complejo ver la posibilidad de este mundo
circular, sobre todo cuando el autor, al final, deja abierta la historia,
permitiéndonos preguntarnos ¿Qué pasará contigo, Bob Wilson?
Un conjunto de caras que no tienen sentido |
Quizá esa fuera la pregunta de Robert A. Heinlein en sus textos. ¿Quienes son esos que aparecen en la vida? ¿No seremos más que nosotros reflejados en el otro? No me resultaría en lo absoluto extraño. Al final, la ciencia ficción y la fantasía no son visiones a un mundo deseado, son visiones al mundo en el que vivimos, solo que un poco más deseables (o nada deseables en algunos casos), son visiones de la realidad, solo que un poco más creativas.
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