miércoles, 5 de junio de 2019

Reseñas recuperadas - Lo infraordinario de Georges Perec


Honestamente, sobre este libro no recuerdo mucho. Creo que era uno de Editorial Impedimenta, de esos bonitos y costosos que tienen de esas camisas en cartón negro e ilustraciones detalladas, que las hojas son gruesas y huelen delicioso aún años después de sacado del empaque (por esa cuestión de ser un libro que se manipula poco y que uno guarda con recelo, de los que se leen una o dos veces en un año pero que no pasan más que por las propias manos, y, aclaro, que este no lo recuerdo porque era un libro prestado que al poco tiempo de terminar regresé a su dueño y no volví a saber nada al respecto).


De Perec recuero más "¿Qué pequeño ciclomotor de manillar cromado en el fondo del patio?", que leí en una clase de la universidad. Era un texto bastante divertido que iba sobre nada en particular (aunque en realidad iba sobre un tipo que no quería que se lo llevara el ejército, miedo compartido por muchos, me incluyo, pero que al final esa era la excusa de la existencia del texto y no una historia para contar en sí misma), pero por la época, supongo yo, no escribí nada que tenga a la mano al respecto. Por tanto, lo que tengo sobre Perec es lo que viene a continuación:


Parte del proceso de lectura implica un cambio en la manera de leer. Hay que evitar esperar. Hay que evitar tener una alta expectativa sobre el gran mensaje que nos entregará la obra y dedicarnos a disfrutar de las diversas posibilidades que tiene la escritura. Perec no nos entrega una historia. No le interesa entregarnos una historia. El conjunto de fragmentos conforman una experiencia que apunta a distintos intereses. La historiografía, la arquitectura, las listas, conjuntos de cosas que parecen innecesarias -que de hecho pueden serlo- son una exploración de diversos espacios y que no pretenden ser un absoluto, sino una puerta abierta.



No sé exactamente que era lo que pensaba, apenas si el texto me trae una imagen confusa de lo que estaba escribiendo, pero por lo menos ahí está. Ahora quizá debería volver a pensarlo, a buscar qué es lo infraordinario, quien sabe si buscando eso también podré descubrir qué es lo ordinario, a estas alturas del partido ya ni sé exactamente qué es qué, quién o dónde. Solo estoy aquí, mirando para un lado, por la ventana, escondido del sol, en medio de la noche.