martes, 26 de mayo de 2020

Historias sin contar 1

Estaba pensando en un cuento para un concurso. Las imágenes iniciales eran las de un hermano muerto, la habitación sucia y olvidada que debía limpiar por alguna circunstancia, la soledad del abandono no solo de la habitación sino también de los vivos por el que parece muerto. El hermano que limpia la habitación está más en otra vida que en esta, su casa es una pared blanca, si tiene en qué dormir es mucho más de lo que esperarían los que lo conocen. Incluso su madre se sorprende de que tenga con qué prepararse un caldo o unos huevos en la mañana. En alguna ocasión le da fiebre y tiene que ir alguien a apoyarlo, alguna de sus pocas amigas reales, y ella también se sorprende de encontrar todo lo necesario para cocinar y preparar algo que lo ayude a sobrellevar la noche. Siempre lo ven por fuera de la casa, fuera de sí mismo, nunca lo ven dentro.

Le pasa de todo al muchacho. Encuentra secretos que no quería saber, encuentra personas que no quería ver, tiene conversaciones que no quiere tener. No está preparado para ninguna de ellas y la sola idea le produce terror. Terror de ver la vida con ojos sin capacidad, de escuchar sin poder entender, de hablar sin saber de qué habla. Igual el temor no le sirve de nada porque la vida lo atrapa sin que le de oportunidad de hacer alguna de las cosas.

En todo el trayecto se cruza especialmente con su papá. No tienen la mejor relación, siempre sintió demasiada presión sobre él y excesivo apoyo a su hermano. Era él quien terminaba cumpliendo expectativas mientras su hermano no hacía más que pedir ayuda. Todos lo ayudaban, todos corrían a sus brazos cuando lo necesitaba. Nunca con él. Eran dos muy parecidos, pero siempre completamente diferentes, y la forma en que el mundo los relacionaba era lo que más los distanciaba. Para ese momento el padre por fin ha entendido que el hijo que le sobrevive era el que en realidad no lograba nada y, sin poder aceptar lo que veía de sí mismo en él, se cierra a cualquier conversación.

El hijo con vida simplemente recrudece su desamparo por la vida. Al final de cuentas solo se ha dedicado a cumplir. ¿Qué logro tiene el logro si es el norte de otros? Todos los días se pregunta sin saber responder. En el cuento no encuentra ninguna respuesta. No es como si la muerte lograra algo, de ahí no llega nada, solo queda el vacío. Probablemente hubiera aprendido más si hubiera estado más cerca de su hermano. Pero ya no se puede.

Y ahí se acaba.