Ya varias veces he caído en el juego de bajar la aplicación para publicar entradas desde el celular.
Como que tiene un sentido, pero tampoco es la gran cosa.
Con ella podría hacer los que más debería interesarme: escribir.
Pero la descargo y entro, no a escribir, sino a preguntarme por qué no puedo ver qué tanta gente ha visitado mis entradas o si tengo algún comentario, o desde qué país me han visitado.
Y como nada de eso puede hacerse, guardo el teléfono media hora para luego des-instalar una vez más la aplicación.
Es así como expreso no solo mi estupidez, sino también la abnegada presunción.
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